Katherine Bitten Zisis

por **Katherine B. Zisis** Lun Mayo 21, 2012 9:48 am

Katherine Bitten Zisis

18//765 reales

17 Diciembre

Alemana

Clan Zisis

Vampira

Nina Dobrev

Descripción Psicológica

Conocer a Katherine o como muchos la llaman Bitten es complicado, por el simple hecho conocido de que no se deja conocer, no deja que nadie sepa como puede actuar, le gusta ser imprevisible para cualquiera.

No le gusta dejar cabos sueltos, por lo que si tiene que matarte no dudará en hacerlo. Ella no creé en la amistad ni mucho menos en el amor, quizás porque anteriormente le rompieron el corazón o quizás no, es un hecho que no deja conocer.

Cualquiera que intente acercarse a ella sin su "permiso" esta muerto y mucho más si es un trozo apestoso de carne andante, que es como denomina a los humanos. Algo que no soporta es a los híbridos, quizás por el simple hecho de que son un monstruo creado por un error genético (siempre causado por los trozos de carnes andantes).

Cuando era humana era casi como ahora, solo que sin poder, sabiduría y sin ser tan sanguinaria como había acabado siendo. Pero eso le gustaba, se simplemente una niña rica, consentida y que podría tener todo lo que quisiera hasta su muerte como humana no le era suficiente.

Ella quería más y gracias al destino así fue. Ahora es inmortal, astuta, inteligente y sobre todo caprichosa, siempre lo fue y es algo que no esta dispuesta a cambiar por nada ni por nadie.

En cuanto al "amor" nunca habla de eso, ni de su pasado. Nadie sabe nada de ella exceptuando lo que hayan vivido con ella durante un tiempo y eso si con suerte aun te hayas vivo.

Puede aparentar una inocencia increíble cuando se lo propone, simulando a si la fragilidad y dulzura que quizás esconde tras miles de capas en su interior.

En resumen Bitten es difícil de conocer y de comprender.

GUSTOS

DISGUSTOS

MANIAS

MIEDOS

Hoy en día la humanidad apesta igual o quizás más que cuando yo aun era humana…

Una muchacha en 1247, a punto de cumplir 18 años iba a ser casada con un hombre que seguramente le doblaría la edad o quizás incluso se la triplicaría. Pero para los padres de la joven solo importaba el prestigio de la familia. Más no esperaban que la novia desapareciera la noche antes de la boda, muchos hablaron y dijeron que se había escapado con otro hombre, otros que la habían secuestrado al conocer que su futuro marido tenía tanto poder adquisitivo. Más erraban, fue ella misma quien desapareció por su propio pie, con una capa simplemente de abrigo, junto con un vestido de alta costura con un tacto aterciopelado.

La joven muchacha llamada Katherine se acabaría arrepintiendo de haber huido de su casa. Cuando llegó a una casa pidió que la dejasen entrar, más cuando un joven apuesto abrió la puerta su cuerpo se estremeció, quizás por la hermosura del joven o tal vez porque en su interior le decía que saliese corriendo, que jamás debía entrar en esa casa. Pero la joven hizo caso omiso de su escalofrío y entro en esa casa modesta.

El joven muchacho se presentó como Derek Frodiak, más Katherine jamás había escuchado tal apellido por lo que seguramente sería un campesino sin importancia. La noche transcurrió poco a poco, las horas, los minutos, los segundos… pasaban tan despacio que ha Katherine le estaba a punto de dar un ataque al corazón de la desesperación que le producía la lentitud del tiempo.
Katherine siempre había sido una muchacha, caprichosa, manipuladora y astuta para conseguir lo que ella quería. Más también era impaciente, inocente cuando no tenía un capricho en mente y sobre todo confiada, dado que siempre le habían dado todo cuanto había deseado desde que tenía memoria. Además no soportaba el estar quieta sin hacer nada, odiaba el silencio y ahora mismo era lo único que reinaba en ese momento. La habitación la cual le había ofrecido para que durmiese era confortable, pero oscura y eso hacía que algo le dijese que escapara, se sentía paranoica y realmente lo estaba sido dado que cualquier ruido a su alrededor se giraba e intentaba ver que lo había producido, sin éxito por supuesto.

La joven por fin logró dormirse, más algo la alteró de su por fin placido sueño. Era un peso sobre ella, y un dolor, un gran dolor que provenía de su cuello. Algo se estaba clavando en el produciéndole un inmenso dolor, intentó llegar hacía su cuello con su mano pero algo se lo impedía. Sus fuerzas iban decreciendo poco a poco sin poder evitarlo, sus ojos se cerraban viendo hacia la inmensa oscuridad que reinaba en esa habitación. Había llegado su hora de morir o al menos eso pensaba.

La mañana siguiente abrió los ojos de golpe pensando que todo había sido un sueño, pero no lo era. Podía ver como sus sabanas estaban llenas de un líquido rojo al igual que su ropa y su cuello. Podía notar con la yema de sus dedos la marca de dos puntitos pequeños justo donde el dolor había comenzado. La joven no comprendía nada pero el muchacho llamado Derek se lo explicó demasiado directo.

Por la cabeza de Katherine solo sonaba la palabra eternidad, muerte y sangre. Pretendía que se alimentase de los demás, de la sangre y la vida de otras personas para ella seguir viviendo, no pensaba hacerlo e incluso intentó jurarlo más el joven no la dejó cortándole con un beso en los labios para después dejarla ir. Él sabía que volvería, por miedo, incomprensión… daba igual el motivo realmente pero sabía que volvería.

Katherine se marchó casi corriendo a una velocidad increíble a su parecer. Más su alegría o sorpresa pronto acabaría cuando el hambre le atacase. Cuanta más gente tenía a su alrededor más deseaba su sangre, podía oírla, olerla e incluso saborearla. Aunque después llegaría a arrepentirse deseaba la sangre de alguien quien fuese y la primera persona que encontró a solas aprovechó. No sabía nada de cómo se debía cazar o como se llamase pero le salía solo, era casi instinto.

La muchacha acorraló al hombre que asustado miraba a la joven, la cual ya mostraba unos afilados y relucientes colmillos blancos deseosos de la sangre que corría bajo la fina capa que era su piel. Se paró un unos segundos para disfrutar del momento, podía oír el latir rápido del corazón, el bombeo de este por todo el cuerpo que aumentaba el ritmo por la respiración agitada del hombre, lo cual hacía que Katherine se excitase más, deseosa de probar lo. Introdujo sus colmillos en el cuello sin preocuparse del dolor o siquiera de los gritos del hombre. Para ella solo existía el latido y el bombeo del corazón que poco a poco se iba apangando.

El dulce sabor metálico de la sangre recorriendo su boca, bajando por su cuello… cada papila gustativa de su boca disfrutada cada segundo de ese sabor, más cuando se acabó dejó caer, tal cual un trapo al hombre al suelo. Limpiándose la boca cuidadosamente comenzó a andar rumbo a por su próxima víctima. Deseosa de más sangre recorriendo sus papilas.

La fragilidad, dulzura e inocencia de la joven Katherine había desaparecido por completo, ahora era una joven hermosa, con piel blanca como el marfil y tan dura como el mismo. Cabello sedoso oscuro hasta la cintura y ojos del mismo color, penetrantes, atrevidos, juguetones y sin miedo a la muerte.